La propia revolución militar imperial española


Título: La pacificación de Flandes. Spínola y las campañas de Frisia (1604-1609).
Autor: De Mesa Gallego, Eduardo
Editorial: Ministerio de Defensa (Colección Defensa)
Notas: 254 Págs. 17 x 24 cm.
Primera edición: abril 2009.
Precio: 12 €
Sobre esa idea general subyacente se establece y entresaca la atrayente lectura de la obra de Eduardo De Mesa Gallego que otorga casi todo el protagonismo a las dos exitosas campañas efectuadas por las tropas imperiales al servicio de la Monarquía Hispánica de la mano del acaudalado Ambrosio Spínola en las tierras de Frisia durante los años de 1605 a 1606. Conquistas, como siempre en esa lucha, algo trabadas, muy pensadas en sus planteamientos estratégicos (ver figura de Philippe de Croÿ y el Consejo de Estado) pero sobre todo bastante relegadas de la historiografía anglosajona clásica que, después de esta y otras lecturas similares, deberían volver a analizar el verdadero crédito o influencia de las armas hispánicas en futuros estudios sobre historia militar que tanto les gusta pontificar.

Una revolución militar, contramarcha en los fuegos, reducción del número de soldados por unidad, junto a la proliferación de oficiales, maniobrabilidad de las formaciones, caballería ofensiva de lanceros, que algunos autores anglos (Geoffrey Parker sobre todo) siempre han querido ver o iniciar en la figura de los holandeses de Mauricio o en los suecos posteriores de Gustavo Adolfo, quizás porque no han querido ver realmente la realidad histórica acaecida en los campos de Flandes o no han reparado en demasía en los avatares específicos producidos en una contienda de 80 años de duración. Sólo añadiré que en ese tiempo transcurrido a la fuerza se produjeron cambios sustanciales en los ejércitos contendientes y a la fuerza el motor de esos cambios fueron los propios mandos y soldados de la primera potencia mundial en aquella época, surtida, como ustedes saben, por todo tipo de procedencias “nacionales”.

Las dos inexploradas por muchos autores campañas en esa actual región fronteriza alemana-holandesa constatan la iniciativa ofensiva de los Austrias españoles para poner fin o empero conseguir una tregua relativa o duradera que dejara ese maldito frente algo estancado o casi finiquitado. Spínola enfrentado al héroe de Nieuwpoort Mauricio, no sólo se adelanta a sus acciones, sino que domina durante dos años al afamado contrincante con bastante capacidad y técnica de mando en sitios, escaramuzas, cruce de ríos o combates (ver ejemplo de Mulheim 1605) y consigue que unos años más tarde, las Provincias Unidas firmen la famosa Tregua de los Doce Años en Amberes. Un éxito rotundo del enfermo español ¿no creen? Y constatan esas andanzas arrojadas también una máxima fundamental en la guerra que aparece en el propio libro: sin dinero o economía solvente no hay sangre.

El autor se apoya para su publicación en la colección Defensa del susodicho ministerio (con auténticas joyas y obras de referencia en su muestreo de títulos a lo largo de varias décadas) y sus habituales simplistas portadas amarillas (nada de bonitos cuadros para atraer al comprador visual o profano) para, me imagino, ganar en solidez expositiva o inherente prestigio a su investigación. Eso está más o menos reconocido, no así su también tradicional parquedad en el apartado gráfico o fotográfico que suele ser nulo o bastante limitado. Y una vez más, esta edición cumple con creces esos síntomas que ¿no podrían ser subsanados en el futuro? Me podían contestar que esa es la marca de la casa de años, es decir, lo importante es el contenido, no la forma de mostrarlo. Y es lo que verdaderamente me importa cuando leo y disfruto una obra de esta colección, desde luego, pero por pedir que no quede señores...
En definitiva, una lectura para la entendida minoría (1000 ejemplares han tirado, en su primera edición) que debería llegar o marcar una próxima mayoría de autores, investigadores, eruditos o lectores con gusto por la buena historia militar.