Wukovits, John: Pacific Alamo la Batalla de la Isla de WakeInédita Ediciones, Barcelona 2004 (tapa dura) y 2006 (bolsillo) 445
pgs.
ISBN(13): 9788493356439.
ISBN: 849636450X.
También publicado en la colección de kiosco "Grandes batallas" de
RBA.
Edición original: Pacific Alamo:
The Battle for Wake Island; 1º edición en 2003.
El esquema general de todas las películas y batallas de los
marines en el frente del Pacífico no suele registrar muchas variaciones. Los (casi siempre) taimados y traicioneros japoneses se esconden en una isla. Los de la Marina, que en el fondo son buenos chicos, bombardean la isla, aunque no lo suficiente. Por el aire también lo hacen, aunque este suele ser un buen momento para recordar que también hay
marines voladores. Y por fin desembarcan los (auténticos)
marines, pero los (casi siempre) cobardes japoneses, en lugar de aguantar las bombas a pecho descubierto, se han escondido en todo tipo de agujeros y de
búnkers. Invariablemente fingen estar heridos y atacan por la espalda, o terminan siendo tan
panolis como para cargar repentinamente con armas blancas a los (más o menos) perplejos marines, que no terminan de encontrar comprensible tanta perfidia por parte de un enemigo que, además de
gafotas, es bajo y canijo.
En esta ocasión el planteamiento es (más o menos) el contrario: son los
marines los que se defienden, y los japoneses los que deben conquistar la isla. Lo curioso es que precisamente ésa fue la táctica que adoptó el comandante (de la guarnición de
marines, no de toda la isla): hacer creer al enemigo que el atolón estaba indefenso debido a los bombardeos, y no disparar hasta que los blancos fueron seguros sobre unos confiados destructores. El resultado, el único desembarco abortado por la artillería costera en toda la segunda guerra mundial, además de dos destructores y un submarino hundidos por el efecto combinado de la artillería de costa y los
Wildcat con base en el atolón, además de un crucero ligero dañado.
Más buques fueron destruidos en el segundo y definitivo asalto al atolón, pero prefiero no entrar en detalles que pueden encontrarse
aquí,
aquí (la versión oficial del USMC), o en la
Wikipedia en inglés, (una versión anterior -y defectuosa- de ese artículo está
en español). Y por supuesto en este mismo libro, para el que
Wukovits ha entrevistado a veteranos civiles y militares, además de algún que otro testimonio de los japoneses que tomaron parte en el asalto. Vale, de acuerdo, sólo uno. Pero por lo menos lo ha intentado.
Aunque en su momento fue aprovechada por la propaganda de guerra estadounidense, no ha pervivido demasiado en la memoria colectiva. Buscando alguna referencia en seis voluminosas historias globales de la segunda guerra mundial, sólo he encontrado una mención a la isla... sobre los motivos para dejarla de lado en la ofensiva de 1944. Por sus dimensiones y situación no es que fuera más o menos importante que
Tarawa o
Midway... o que
Johnston o
Palmyra (
en español la nota es más breve). Pero en ninguno de estos sitios se produjo una defensa no esperada por nadie, menos aún por la
Navy, que era muy consciente de lo precario de sus defensas. Tan asombroso como el desempeño de su artillería de costa, servida por
marines, fue el de su escuadrón aéreo de defensa, el
VMF-221, y la
combatividad de al menos un tercio de los trabajadores civiles de la constructora
Morrison-Knudsen y de la compañía aérea
PanAm, a los que la guerra sorprendió en el atolón.
Durante los 60 hubo cierta polémica acerca de si los marines se apropiaron en exclusiva del mito de
Wake, olvidando que la base era de la Marina y que quien estaba al mando era
Cunningham, y subordinado a él estaba el comandante del destacamento del 1º batallón de defensa de los marines, James P.S.
Devereux. También había personal del ejército, un oficial y cinco de tropa encargados de las comunicaciones, y que debían dar enlace con los B-17 que emplearían la base como escala hacia las Filipinas. También es cierto que, en su momento, la
Navy tenía suficiente con el desastre de
Pearl Harbor, y no se sintieron tentados de reclamar ningún protagonismo en
Wake cuando pensaban que iba a caer de forma inmediata.

Igualmente fuera del tópico están las tácticas japonesas para la conquista del atolón. Para el primer intento contaron con apenas 450 efectivos. Para el segundo y definitivo, 1500 soldados, que tomaron tierra en noche cerrada y en dos islas distintas, mientras que la guarnición era de unos quinientos... sin contar casi 1100 obreros civiles que estaban construyendo la base. De ellos un tercio intervino voluntario en la lucha, mientras otros siguieron colaborando en los trabajos de fortificación y el resto se acogió a sus contratos y se negaron a participar en nada. Afortunadamente para los militares y para casi todos los civiles, en unos meses fueron distribuidos en diversos campos de prisioneros por todos los dominios japoneses. Los 98 civiles que siguieron en la isla fueron fusilados sin contemplaciones por el comandante japonés
Sakaibara a la primera sospecha de que los norteamericanos iban a desembarcar. Aunque alegó que sólo cumplía órdenes, por este y otros crímenes de guerra fue condenado a muerte, aunque
algunas fuentes dicen que le fue conmutada por cadena perpetua.
Es inevitable en estos momentos recordar a los omnipresentes batallones de trabajadores coreanos de
Betio,
Iwo Jima... A día de hoy, los coreanos asumen que ninguno de sus compatriotas fue nunca tentado para ser asimilado como súbdito japonés, aunque estén acreditados unas decenas de
kamikazes coreanos.
Si hay peli ¿para qué leer el libro?
Producida y estrenada a toda prisa (el atolón se rindió el 23 de diciembre de 1941, y el
film se estrenó el 11 de agosto de 1942)
Wake island no es de lo mejor que ha producido el cine bélico, ni siquiera el de propaganda, pero se deja ver. A fin de cuentas los
guionistas son
W.R. Burnett (
Hampa dorada,
La jungla de asfalto) y,
ejem,
Frank Butler, que como
guionista de varias de "El gordo y el flaco" introdujo una pareja de marines que nos los recuerdan bastante. Aunque tuvo cuatro nominaciones a los
Oscar (y nada menos que en mejor película, director, guión y actor secundario) es posible que no se estrenara en España, que en esas fechas se surtía de otras cinematografías.
El valor histórico del
film, en cuanto reflejo de los hechos bélicos del asedio y caída de las islas del atolón de
Wake es casi nulo. En cuanto a reflejo de una época y de una forma de enfocar la propaganda de guerra, es imprescindible. Según el libro de
Wukovits, cuando los supervivientes la vieron no les gustó en absoluto, y les pareció errónea en todos sus detalles: uniformes, armas, geografía de la isla... Sin embargo, creo que puede decirse lo mismo de cualquier otra película sobre la segunda guerra mundial anterior a
1998, sin que ello suponga que desde entonces se haya alcanzado la perfección absoluta. Pero la inmediatez a los hechos narrados hace que, por ejemplo, los
Wildcat sean efectivamente
Wildcat (y no
Hellcat o
Corsair, como en casi todas las
pelis de marines) y que se molesten en disfrazar no sé qué avionetas (
Culver o
Fairchild, o quizás
CW-21 Demon) como
ki-27 japoneses (que era imposible que intervinieran en
Wake), e incluso imágenes de auténticos
ki-21 que por lo menos sí podían llegar desde bases japonesas, aunque lo más seguro es que fueran
G4M "Betty"