Algo más de 300 encargos


Paul Cartledge: Termópilas. La batalla que cambió el mundo. (Thermopylae: The Battle That Changed the World, The Overlook Press 2006) Editorial Ariel, Barcelona 2006 (cartoné) y Barcelona 2008 (bolsillo). 400 pgs.
Aunque la edición en bolsillo salió justo a tiempo para la edición en DVD de 300, he retrasado su reseña hasta ver Casi 300. Ya puestos, podía haber esperado por si se deciden a hacer una continuación
(302¿?) y ya de paso hablamos de alguna batalla realmente importante, como Platea.
Y es que para mí las Termópilas evocan, ante todo, el peplum, las películas de Maciste y Sansón, el coloso de Rodas y, cómo no, El león de Esparta. Sí, ya lo sé. Ya no hacen películas como las de antes. ¿O sí? Porque, quitando las mejoras técnicas, no veo que haya mucha diferencia conceptual entre estos "clásicos" de las sesiones dobles de los cines de barrio con "300" o esa de Troya con Brad Pitt. Bueno, sí, las pelis viejas permitían ver más carne femenina (y de mejor calidad) los guiones no eran tan simplones, y al profe de catecismo incluso le parecían educativas, suponiendo que todas seguían el modelo de Fabiola o el Jabato. Sano entretenimiento juvenil.
En realidad, Paul Cartledge sabe mucho más de griegos y espartanos de lo necesario para cumplir el encargo de escribir un libro aprovechando una taquillera superproducción superheróica. Y aunque no es un novato en esto (publicó otro libro sobre Alejandro Magno en 2004) lo cierto es que nadie puede acusarle de plegarse al comercialismo. Su erudición es profunda, elocuente, y se desborda cada vez que hay que citar a las fuentes originales en su idioma original.
Por lo demás, lo siento, lo cierto es que
el tema no da para mucho, la típica descripción de Esparta y de la batalla que se viene haciendo desde Herodoto y desde el punto de vista proheleno. Aquí contamos con una buena descripción en una web clásica de historia militar. Cartledge dedica más espacio a la historia del mito de las Termópilas desde la antigüedad hasta nuestros días, y lo hace bien, ya que el tema no da mucho más. Habría preferido mayor profundidad sobre los lacedemonios y su historia, tanto anterior como posterior, y menos sobre el empleo de las Termópilas por los militaristas de toda nuestra historia europea como ejemplo ante una masacre. El suicidio ritual nunca ha sido muy popular en Occidente, aunque ejemplos no nos han faltado, pero personalmente prefiero otro tipo de temas más en las orillas de la onda clásica principal, al estilo de Peter Levi o Tim Cornell.
Para mí, el concepto del mundo de los lacedemoni es de lo más absurdo y repugnante que ha podido parir la mente humana, sólo por detrás -muy poquito- del nazismo, empleado desde siempre como ejemplo por los aristócratas helenos para dar miedo a la morralla demócrata. Las Termópilas tuvieron mucho menos importancia real que la que le dio la propaganda posterior, y aburre casi tanto como este libro. Pero yo soy de los que prefieren la mitología romana a la helena, así que no me hagan mucho caso.


2 comentarios:

  1. Ni los espartanos eran "nazis", ni los demócratas griegos de entonces tenían mucho que ver con los de ahora. Al César lo que es del César.

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  2. Lo que no puede ser es que nos sigan vendiendo durante 2.500 años que los espartanos (ellos solitos, además) lucharon "por la libertad", "por Grecia" o no digamos ya "por la democracia". O que sirvieron de algo. La Esparta "clásica" es más un mito de los adversarios de Atenas (y del sistema democrático y del tiránico) que otra cosa. Y sí, los nazis los tenían como ejemplo.

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