Overy, Richard: Por qué ganaron los aliados (Why the Allies Won) 1995, Tusquets, Tiempo de Memoria nº 46, 2005. ISBN: 978-84-8310-406-4. 504 pág. Edición en bolsillo en Fábula Tusquets, Barcelona 2011. 500 pgs.
Siendo de Overy y de una editorial como Tusquets, lo cierto es que esperaba algo diferente de este libro, más enfocado en la macroeconomía y otros condicionantes que reforzaran mi idea de que los alemanes habían perdido la guerra el 3 de septiembre de 1939. Pero no, Overy hace precisamente lo contrario, demostrar (por lo menos a mí) que la economía, aun en plena era industrial, no podía absolutamente con todo, y que para ganar una guerra hacen falta más cosas. Entre ellas, por supuesto, voluntad de ganar y caminos para hacerlo posible.
Overy estructura sus argumentos en diez capítulos, que exceptuando el primero y el último tratan temáticamente ocho argumentos. De estos, tres son económicos "puros" (el dominio de los mares, economías en guerra, una guerra de motores) y otro "mixto", (bombardeos y bombarderos). De los otros cuatro, dos son puramente militares (la guerra profunda, la invasión de Francia) otro sobre eso que está tan de moda en las escuelas de negocios (aliados y líderes en guerra) y por último el gran olvidado, por lo menos para mí: la contienda moral.
Para ser justos, mi crítica está siendo grosera y de brocha gorda, pero no se me ocurre otra forma de resumir sus quinientas páginas en cinco párrafos. Para no fanáticos de la SGM está bastante bien, combina más o menos todos los palos para dar una visión en conjunto, no sólo militar o "civil". Para los tiquismiquis, pues podemos no estar de acuerdo con muchas de sus conclusiones. Acierta, por ejemplo, en poner el acento de la fuerza del Eje en Alemania, siendo la amenaza militar japonesa poco menos que despreciable, pues el Japón de los 30 no era aún la potencia económica y tecnológica que llegó a ser treinta años después. Pero, aunque creo que lo dice en el mismo libro, pero por una esquina perdida, apenas concede espacio al principal agente destructor del Eje, la URSS, contra la que se acumulaba el noventa por ciento del esfuerzo militar alemán. Sí, dedica un capítulo, 45 páginas, a Stalingrado y Kursk. Y más de sesenta al desembarco de Normandía, que sí, que fue muy importante, pero Bagration, la ofensiva contemporánea soviética del verano de 1944, apenas la menciona en dos líneas, y destruyó grupos de ejército, no simples cuerpos, como en Cobra. Aunque dedica todo un capítulo sobre las dificultades de los aliados por luchar juntos, insistiendo mucho en la disparidad entre los occidentales y Stalin, no menciona que, aún siendo ideológicamente más "armoniosa" la coalición formada por el Eje, con eso de la "guerra paralela", de hecho colaboraron mucho menos entre sí, a todos los niveles. Que no se mencionen los sondeos para alcanzar una paz por separado me parece lógico, ya que realmente no pasaron del muy bajo nivel, pero no dice nada, por ejemplo, de cómo Japón no sólo no atacó a la URSS mientras el lumbreras de Hitler sí lo hizo con los EEUU tras Pearl Harbor, sino que además permitió todo el tiempo que le llegaran suministros vía Vladivostok.
En general, digamos que se concentra más en las "virtudes" de los aliados, que en los "defectos" del Eje. Que ojo, también tenía sus puntos positivos, no siendo el menor el atractivo que ejercía entre otros contemporáneos, siempre deseosos de convertirse en ilotas de sus autoproclamados superiores. Un último pequeño gran fallo de Overy, en su último capítulo-resumen, cita varias veces The Testament of Adolf Hitler: The Hitler-Bormann documents February-April 1945, de Genoud, que no, no es "el testamento" de Hitler, ni las "conversaciones de sobremesa", sino unas apostillas que hace muchísimo tiempo se saben falsas.
Por cierto, pese a lo que pueda sugerir el título, no estoy proponiendo ningún paralelismo entre la SGM y los recientes acontecimientos futboleros. Como dice Overy, la victoria de los aliados ni era automática ni estaba decidida por el simple imperativo económico; había que luchar, y también tenía que haber ganas de luchar. Y además, también había que vencer en esa lucha, y no apelar a factores extraños para certificar la victoria, o la derrota. Factores como la meteorología, por ejemplo, siguen siendo fundamentales, pero aunque una tormenta en el canal de la Mancha el 6 el junio de 1944, o un invierno suave y seco en la Rusia europea de 1941-42 habrían supuesto una ventaja para el Eje, en Rusia los inviernos, por definición, son fríos, y en el canal, en verano, lo habitual es el buen tiempo. Si incumples absolutamente todos los pactos internacionales que firmas, incluso con tus aliados, es normal que no se fíen de ti y que no acepten otra cosa que la rendición incondicional.
Y que si juegas duro, lo normal es que te saquen tarjetas.
Bueno, a mí el libro me gustó, me pareció incluso "barato" y me descubrió algunas cosas.
ResponderEliminarAl igual que "La Guerra que había que Ganar" intenta tocar todos los palos, lo cual hace con mejor o peor fortuna.
Pese a sus fallos, se lee rápido y es cómodo..... y parece bien traducido.
Lo cierto es que esta encuadernación de bolsillo es excelente, parece mentira lo manejable que es aunque llegue a las 500 páginas. Muchas gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarEncontrar un libro de historia que no tenga errores es bien raro
Muchos se confían en las fuentes y se copian unos de otros sin tomarse el trabajo posterior de verificar.
Los autores tratan de abarcar mucho y cuando se dan cuenta ya no pueden exponer todo lo planeado y lo hacen pobremente en algunos temas.
Se comenta como fue el ataque en el aspecto económico durante la SGM. He leído las revistas de los 40 que hablan de ello.
Si en una obra hablan de ello debe enfocarse ahí y olvidarse un poco de las operaciones militares (fue un trabajo enorme de los aliados sin dejar de lado lo de los nazis) y relacionar lo uno con lo otro
Los rusos han sido desastrosos en sus tratos y por su culpa les cayó las dos bombas a los japoneses(claro que también a quién se le ocurre dárselas de muy formal cuando estás en plena guerra y con la derrota encima)
Saludos
Bueno, encontrar un libro sobre cualquier tema sin errores es muy, muy difícil, no creo que sea privativo sólo de los de historia. Lo de culpar a los rusos por las bombas atómicas sobre Japón... algo pudieron influir en la decisión de Truman de seguir adelante, pero hay que tener en cuenta que nadie, absolutamente nadie sabía qué iba a pasar. Exceptuando el emperador, claro, que para algo era divino...
ResponderEliminarSaludos
Cierto: no es privativo de un solo género.
ResponderEliminarEn derecho y psicología hay una copiadera... del asco.
Es una versión (voy a ser un tanto obvio):
Lo de los rusos se afirma que les pedían ser intermediarios con los japoneses(ya sabemos qué megalómano gobernaba Rusia)
Los eslavos atacaron,los norteamericanos dieron el ultimátum sin condiciones. Los japoneses salieron con eso de 'sin comentarios'
Los norteamericanos no entendieron:¡qué cosa ¿no se rinden?!, y allá fue lo de Hiroshima y Nagasaki.
Truman afirma en su autobiografía que se lo pensó miles de veces pero se le dijo que con el uso de la bomba no se alargaría la guerra...
¿Y qué hubiera pasado si no tiraban las bombas?
Eso nunca lo sabremos...
Lo de la rendición japonesa fue con la condición de que al emperador no se le debía tocar.
Ahí se demostró una vez más que mezclar la política con la religión es un desastre...
El tipo no tenía nada de divino.
Saludos
Desde Casablanca la postura de los aliados era inflexible: sólo se aceptará la rendición incondicional. Y lo pregonaron a los cuatro vientos, así que todo eso de los malentendidos entre la URSSy Japón no sé dónde puede encajar...
ResponderEliminarLos timidísimos intentos japoneses de negociar a través de los soviéticos murieron en abril, Japón sólo resistía con la esperanza de que las bajas resultaran insufribles para los aliados, sin esperanza ya de mantener ninguna de sus conquistas, aun de 1905.
EEUU y UK calculaban dos años más de guerra para el asalto al Japón metropolitano, con más de un millón de bajas, sobre todo japonesas, y eso sobre unas islas mucho más arrasadas por los bombardeos que Alemania.
Todo lo cual me recuerda uno de los últimos "misterios" de la SGM: El papel de Hirohito no ya en la SGM, sino en todas las guerras bajo su mandato. Los occidentales terminaron aceptando la ficción de que el soberano no pintaba nada, que su poder era meramente simbólico, cuando precisamente desde Meiji los emperadores ejercían el poder de forma absoluta, como faraones divinos.
Volviendo a agosto de 1945, todos se preparaban para la invasión de Japón. Los ingleses trasladaban la Tiger Force para bombardear de día y noche, las tropas se preparaban para el desembarco, las flotas metropolitanas ponían rumbo al Pacífico... sin bombas atómicas todo estaba igualmente decidido, aunque seguramente con muchísimos más muertos... Y con los rusos en Hokkaido, como mínimo.
Saludos.
Buena explicación
ResponderEliminarVaya uno a saber lo que se les ocurre a última hora.
Pero qué pesadilla fueron esos años del 33 al 45 y los de posguerra que fueron un caos.
Saludos
Gracias por considerar como buena mi explicación, pero su segunda frase:
ResponderEliminarVaya uno a saber lo que se les ocurre a última hora.
Sencillamente no sé a qué se refiere.
De todas maneras, muchas gracias por sus comentarios. Cordiales saludos.
Me refería a que en ocasiones en la guerra o en otros hechos se decidió una cosa y luego nos enteramos de que hubo más en juego y otros detalles que se guardan en secreto hasta hoy... porque de repente fueron de lo más estúpidos y terribles.
ResponderEliminarSe me sale lo Immanuel Kant por lo abstruso... jeje
Saludos