Mayo de 1940. Yo, René Tardi, comandante de carros


¡No se dice tanque!

Jacques Tardi: YO, RENÉ TARDI. 1. PRISIONERO DE GUERRA EN STALAG IIB
Traducción de Enrique Sánchez Abulí. Norma Editorial, 192 pgs, B/N (y algo de rojo plano), Cartoné, 24 x 32. PVP: 24,00€
ISBN: 978-84-679-1300-2
Con Tardi me pasa como con Norman Davies; no me gusta demasiado. No me convencen sus propuestas, no me vuelven locos sus dibujos, sus textos. Su discurso a veces me parece demasiado maniqueo, simplista. Pero no puedo evitar comprarme todo lo que producen, mientras espero a que salgan en bolsillo, (o en integrales) las obras de otros autores que, en teoría, me gustan más. Misterios.

Alguien calificó, hace ya mucho, el estilo gráfico de Tardi como feísta. Y si no lo hicieron, ya lo hago yo. Aún prescindiendo de esas enormes masas grises que tanto aprecia, su dibujo como mucho puede calificarse de correcto. Pero ¿por qué paso tanto tiempo admirándolo?. No entiendo como algún wikipedista lo ha querido clasificar en la línea clara, cuando en realidad es lo más opuesto que existe al espíritu hergeliano {[doble sic]}. Representa el lado oscuro (o más bien grisáceo) de lo que los adoradores de Tintín siguen considerando como un canon, tanto en la elección de temas, como en lo visual y en lo narrativo. Pero qué quieren, tiene su aquel. Su cosa. Su algo. 


Tardi no ama a sus personajes. Si es que los hay. Normalmente sólo hay uno, ya se llame Adèle Blanc-Sec, Nestor Burma o Eugène Varlot, que narra y protagoniza la historia al mismo tiempo. Aunque hacen como que hablan con otros personajes siempre están solos, sin nadie de quien fiarse. Si hay un diálogo, como en este caso entre padre e hijo, sabemos que es ficticio; no existe un padre con sus propias ideas y personalidad, como sí la tiene en el Maus de Spiegelman; sólo es un monólogo, al estilo de Même. O de Beckett.

Las historietas de Tardi adolecen, además, de lo que ahora se ve como un defecto en cualquier obra visual que se precie: llevan mucho texto. De hecho, en este tomo, como en otras obras suyas (por ejemplo, las adaptaciones de Leo Mallet) la historieta retrocede e involuciona hacia el relato ilustrado, con viñetas muchas veces decorativas (¡esos tanques!) y donde con sólo el texto podríamos seguir la narración sin problemas.  

Tardi no es para nostálgicos de Boixcar y, aunque suelta muchos tacos, y de los de verdad, tampoco compite con el Sargento Gorila. Su pacifismo no es impostado, aunque a veces parezca una excusa para dibujar chismes bélicos. Aquí, después de sesenta páginas de carros de combate, René Tardi y su hijo se meten otras 120 en la fría y plomiza Pomerania, narrando una rutina carcelaria que poco tiene que ver con las películas clásicas de oficiales fugándose, y sí mucho con la realidad más prosaica del trabajo forzado, de cómo evitarlo, del aburrimiento, y de las visitas a las letrinas, un asunto clave. Porque los planes de fuga están muy bien, pero lo que se te queda grabado es la disposición de las letrinas... seguro que los lectores veteranos entienden de lo que hablo.

Pero vamos a resumir, que aquí se habla de Tardi y cómo nos cuenta la historia de su padre. Este primer tomo narra cómo vivió la batalla del Sedan en 1940, que ya de por sí vale un potosí para cualquier interesado en la segunda guerra mundial. El 15 de mayo, el sargento Tardi, con su lacónico conductor-mecánico, parten a defender un puente con su carro, en solitario. Y así pasarán el resto de la campaña; todo un ejemplo de cómo empleaba sus medios el ejército francés. 

La segunda parte, que como indica el título, está dedicada a su estancia en un campo de prisioneros, es un buen complemento a otras obras que últimamente se están haciendo sobre esta parcela de la historia militar, que hasta ahora, con alguna muy solitaria excepción, como mucho se acordaba de las condiciones de los señores oficiales. 

Tardi ha visto en esta ocasión su dibujo rellenado con dos tonos de grises y algunas manchas de rojo por su hija, Rachel Tardi, que le han merecido un premio en la Feria de Sollies-Ville a mi juicio muy merecido. 

Y nada más. Yo creo que ya he largado lo suficiente. Disfruten de su lectura. Yo ya lo he releído por lo menos tres veces, y no por la inconsistencia de que la única unidad que menciona sea el 504e régiment de chars de combat, que a fin de cuentas no es con el que entra en combate, sino porque tiene ese algo, esa cosa, que pocas veces podemos palpar en una obra de este tipo: autenticidad. 

6 comentarios:

  1. Oye conoces el libro UN PASO AL FRENTE del Teniente Luis Gonzalo Segura?
    http://hanspanzer.tumblr.com/post/91637497416/un-paso-al-frente
    https://www.facebook.com/unpasoalfrente?fref=ts

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    1. Algo me ha llegado... Un auténtico quijote. Confiemos que llegue a alguna parte.

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  2. ¿Se sabe cuándo saldrá la segunda parte?

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    1. De momento nada. Se supone que está en ello, pero como ahora todo se publica directamente en libro, y no en revistas...

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  3. El dibujo de Tardi es uno de sus puntos fuertes para sus seguidores, entre los que me encuentro. Con la de obras que tiene sobre la Gran Guerra, a vers si también se prodiga en esta. Lo que no es de recibo es que critique tan duramente a los carros franceses, su "material" no tenía nada que envidiar al alemán.

    Saludos

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    1. Completamente de acuerdo. Los fallos estaban en otra parte. Más que francés parece español, siempre criticando los productos patrios. En cambio, el tonto desperdicio de enviar el carro de su padre en solitario a defender un puente, y que luego el batallón se desentienda de él, parece casi hasta lógico y normal.

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